domingo, 29 de abril de 2012

Juan Marsé versus Alberto Olmos.

De una entrevista a Juan Marsé:

P: Eso que usted llama la "prosa sonajero", ¿no será el equivalente literario del locutor que, a falta de mensaje, engola la voz para compensar?
R: Sí, es lo mismo. La prosa deslumbrante, tintineante, puede ser buena para el artículo rápido y fugaz de la prensa, pero es nefasta para la novela. Detrás de ella no suele haber nada. La mejor prosa, como dice Luis Landero, no es la que anuncia el talento, sino la que lo contiene.


De un post de Lector Malherido:

"Lo que me queda a mí de todo esto es esa vuelta a Nabokov. O sea sé, y en España ya no, ese gusto por la música del idioma. Lolila arranca palatal y pautada, con ese Lolita, light of my life, fire of my lions. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps... Esto, de hacerlo en España, le conseguiría a uno el sambenito del sonajero, que se inventó Marsé para gente que escribía mejor que él, y que tanto éxito tiene aún entre toda la gente que, verdaderamente, no tiene ni puta idea de escribir. ¡Sonajero! The tip of the tongue taking a trip of three steps...

Pero a llamar prosa sonajero a la prosa de Nabokov no nos atrevemos. Uy".

2 comentarios:

  1. Dos generalizaciones. La de Marsé es la primera: decir que no hay nada detrás de la "prosa sonajero" sin dar argumentos es irónico.

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  2. Yo tampoco estaría totalmente de acuerdo con la "prosa sonajero" en el artículo periodístico. Muchas veces habré leído artículos escritos con maestría, pero absolutamente huecos.

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